POLICE QUEST III
Mi nombre es Bonds, Sonny Bonds. No soy 007. No salgo en Miami Vice.
Pero esto es una mezcla un poco rara de las dos cosas.
Como sargento detective del villorrio de Lytton mi primer deber es
atender... el tráfico. Tras entrar en mi oficina, mi ojo avizor y
atento, entrenado para la observación policial, detectó en mi cubeta
un mensaje, encargándome una importante investigación con una tal Pat
Morales. (Como esto no es Larry VII no habrá escenas de lenceria
fina). Tras encontrar la sala de reuniones, le mostré el papelito a la
susodicha, para citarla para el paquete. Cogiendo la lista del podio,
les solté el rollo habitual (tengan cuidado ahí fuera y todo eso).
Tras volver al despacho, empapelé a Pat cruelmente, echando p'alante
el expediente disciplinario sancionador....
En la cubeta, nuevamente mis investigaciones particulares me llevaron
al hallazgo de un impreso de petición de la tarjeta de computadora.
Subo al tercer piso, donde se hallan el servicio de mensajes, las
computadoras centrales y un estúpido que me cambia el susodicho
impreso por una tarjeta de ordenador. Ya tenemos acceso a la
computadora. Tras quedarme un rato hablando y explorando esa zona, me
es comunicada la orden de que me dirija a Angel Falls
* F O L L O N *******
Encantado de tener un poco de acción, baje raudo a los vestuarios
masculinos, sitos en el primer piso, donde abrí la taquilla merced a
la combinación, y me llevé todo el material: el bloc, la linterna y la
porra (último modelo de tecnologia disuasoria policial no-violencia).
En el armario del pasillo tomé prestadas unas pilas que puse en la
linterna, y unas bengalas por si había que acudir a ver un partido de
fútbol.
Tomé el vehiculo policial con marcas del garage, y raudo y veloz, con
la sirena puesta, atento a las viejecitas, crios, chuchos y pijos que
se pudieran interponer en mi camino, y respetando los stops, llegué a
Angel Falls.
Allí los campistas estaban horrorizados por un loco que, en pelota
picada, parecía estar esperando a los Visitantes. Evidentemente esto
no era ni Space Quest ni Future Wars, por lo que deduje que
efectivamente se trataba de un caso de anomalía funcional en el área
superior del encéfalo del sujeto pasivo del I.R.P.F. Mis instintos
policiales se activaron al ver la pintilla del dolicocéfalo ése
(caucasiano, pelirrojo, cara-tonto), pero no impidieron que al
acercarme para pedir oficial pero cortésmente al individuo que tapase
sus partes pudentas, me arrebatara la placa y la arrojase al lago,
tras lo cual hizo lo propio el sospechoso. Mmmm. Huyyyyy
Sin perder la calma, tras registrar sus tropas hallé las llaves de su
coche y su carnet. En clara muestra del dominio de mis nervios, lancé
sus llaves al lago. Foribundo y rabioso salió disparado el interfecto
del agua, con sus ojos inyectados en sangre, las babas saliendo de sus
entrecerrados labios y una expresión desaforada en conjunto, por lo
que opté por un poco de jarabe de cachiporra, tras desechar fulminarle
con mi automática. This is not Harlem, man!
Tras tener atontado al sujeto, procedí a maniatarle con las esposas y
a registrarle, por lo que hallé una navaja oculta en sus calzoncillos
(no era otra porra, caramba). Lo conducí al vehículo y cotejé los
datos del carnet con la computadora del coche.
Tras llegar al Police Dpt. lo llevé a los calabozos. Primero es
siempre menester abrir uno de los cajones, rellenarlo con las armas y
cerrarlo, quedándome con la llave. Después, en el interior, lo
empapelé con el cargo de "posesión de arma oculta" código 12025. Brian
Forbes no volvería a despendolar viejecitas y paseantes mostrando su
virilidad desnuda a ojos pudorosos. !Puerco! Antes de meterlo
definitivamente entre rejas, recuperé las esposas. Salí y recuperé mis
preciosas armas.
Mi nombre es Bonds, Sonny Bonds. No soy 007. No salgo en Miami Vice.
Pero esto es una mezcla un poco rara de las dos cosas.
Como sargento detective del villorrio de Lytton mi primer deber es
atender... el tráfico. Tras entrar en mi oficina, mi ojo avizor y
atento, entrenado para la observación policial, detectó en mi cubeta
un mensaje, encargándome una importante investigación con una tal Pat
Morales. (Como esto no es Larry VII no habrá escenas de lenceria
fina). Tras encontrar la sala de reuniones, le mostré el papelito a la
susodicha, para citarla para el paquete. Cogiendo la lista del podio,
les solté el rollo habitual (tengan cuidado ahí fuera y todo eso).
Tras volver al despacho, empapelé a Pat cruelmente, echando p'alante
el expediente disciplinario sancionador....
En la cubeta, nuevamente mis investigaciones particulares me llevaron
al hallazgo de un impreso de petición de la tarjeta de computadora.
Subo al tercer piso, donde se hallan el servicio de mensajes, las
computadoras centrales y un estúpido que me cambia el susodicho
impreso por una tarjeta de ordenador. Ya tenemos acceso a la
computadora. Tras quedarme un rato hablando y explorando esa zona, me
es comunicada la orden de que me dirija a Angel Falls
* F O L L O N *******
Encantado de tener un poco de acción, baje raudo a los vestuarios
masculinos, sitos en el primer piso, donde abrí la taquilla merced a
la combinación, y me llevé todo el material: el bloc, la linterna y la
porra (último modelo de tecnologia disuasoria policial no-violencia).
En el armario del pasillo tomé prestadas unas pilas que puse en la
linterna, y unas bengalas por si había que acudir a ver un partido de
fútbol.
Tomé el vehiculo policial con marcas del garage, y raudo y veloz, con
la sirena puesta, atento a las viejecitas, crios, chuchos y pijos que
se pudieran interponer en mi camino, y respetando los stops, llegué a
Angel Falls.
Allí los campistas estaban horrorizados por un loco que, en pelota
picada, parecía estar esperando a los Visitantes. Evidentemente esto
no era ni Space Quest ni Future Wars, por lo que deduje que
efectivamente se trataba de un caso de anomalía funcional en el área
superior del encéfalo del sujeto pasivo del I.R.P.F. Mis instintos
policiales se activaron al ver la pintilla del dolicocéfalo ése
(caucasiano, pelirrojo, cara-tonto), pero no impidieron que al
acercarme para pedir oficial pero cortésmente al individuo que tapase
sus partes pudentas, me arrebatara la placa y la arrojase al lago,
tras lo cual hizo lo propio el sospechoso. Mmmm. Huyyyyy
Sin perder la calma, tras registrar sus tropas hallé las llaves de su
coche y su carnet. En clara muestra del dominio de mis nervios, lancé
sus llaves al lago. Foribundo y rabioso salió disparado el interfecto
del agua, con sus ojos inyectados en sangre, las babas saliendo de sus
entrecerrados labios y una expresión desaforada en conjunto, por lo
que opté por un poco de jarabe de cachiporra, tras desechar fulminarle
con mi automática. This is not Harlem, man!
Tras tener atontado al sujeto, procedí a maniatarle con las esposas y
a registrarle, por lo que hallé una navaja oculta en sus calzoncillos
(no era otra porra, caramba). Lo conducí al vehículo y cotejé los
datos del carnet con la computadora del coche.
Tras llegar al Police Dpt. lo llevé a los calabozos. Primero es
siempre menester abrir uno de los cajones, rellenarlo con las armas y
cerrarlo, quedándome con la llave. Después, en el interior, lo
empapelé con el cargo de "posesión de arma oculta" código 12025. Brian
Forbes no volvería a despendolar viejecitas y paseantes mostrando su
virilidad desnuda a ojos pudorosos. !Puerco! Antes de meterlo
definitivamente entre rejas, recuperé las esposas. Salí y recuperé mis
preciosas armas.
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