ASTEROIDES Y TOUTATIS UNA SEÑAL DE ALERTA
Actualmente, la Unión Astronómica Internacional (UAI) tiene catalogados 113 grandes asteroides considerados peligrosos de pasar cerca de la Tierra. Toutatis, Icaro, Amún, Geógrafos, Eros o Swift-Tuttle son algunos de los más conocidos, pero que según los astrónomos no entrañan un peligro inmediato, ya que sus órbitas se cruzarán con la Tierra en algunos casos dentro de varios miles de años.
Sin embargo el mayor problema radica en que, según estudios estadísticos, estos asteroides conocidos representan tan sólo un 10% de los que deben existir en total. Es decir que de unos 1.000 grandes asteroides que nos están rodeando, no conocemos ni su posición, ni su trayectoria, ni su tamaño, ni -lo que es más importante- su peligro potencial para la Tierra.
Ante este evidente problema, ha surgido un interés en la búsqueda de estos objetos a los que se ha denominado NEOs (Near Earth Objects), por lo que se ha creado un programa de cartografía del espacio cercano. Dicho programa pretende identificar a todos estos cuerpos desconocidos, pero se estima que para eso se necesitarán al menos 25 años, y hasta entonces aún puede haber muchas sorpresas.
En principio los científicos afirman que si algún asteroide fuera a chocar con la Tierra podría ser detectado con cierta antelación, pero en la realidad se ha comprobado que no siempre es así. Valga como muestra el asteroide 1989FC, que tuvo un récord de acercamiento a la tierra (680.000 Km.) el 22 de marzo de 1998, y que fue detectado dos días después de su paso.
La comunidad científica reconoce la existencia de un peligro real de colisión contra la tierra. Además, el largo período que hemos tenido sin impactos aumentaría las probabilidades. Los asteroides conocidos parece que no suponen un riesgo inmediato, pero sí que hay un peligro con los objetos desconocidos. ¿Producirían daños más o menos graves o podrían incluso acabar con la vida en la tierra? Todo es posible.
Los astrónomos sólo se aventuran a hablar de probabilidades, pero a estas alturas y en base a la experiencia, ya nadie se atreve a garantizar la seguridad de nuestro planeta.
En la actualidad se está estudiando el empleo de proyectiles nucleares para desviar la trayectoria de asteroides. Pero se desconoce qué consecuencias podrían derivarse de su empleo en el espacio. Si el proyectil no se utilizara correctamente podría incluso fragmentar el objeto en vez de desviarlo, con lo cual el problema se agravaría aún más.
Conforme el estudio que vimos y conforme es confirmado por el Dr. Dave Crawford de Sandia National Lab. un objeto del tamaño de 1 Km, que tiene un peso de 1 billón (mil millones) de toneladas, viajando a 60Km/seg, producirá una explosión de 300 megatones (300mil bombas atómicas) es decir 10 veces el poder explosivo de todas las bombas que hay al día de hoy en la tierra.
Este objeto al tocar el agua evaporara cerca de 300 a 500 kilómetros cúbicos de agua, Olas enormes destruirían países y ciudades enteras, y el vapor de agua oscurecería el sol y la luna, trayendo un invierno nuclear.
Actualmente, la Unión Astronómica Internacional (UAI) tiene catalogados 113 grandes asteroides considerados peligrosos de pasar cerca de la Tierra. Toutatis, Icaro, Amún, Geógrafos, Eros o Swift-Tuttle son algunos de los más conocidos, pero que según los astrónomos no entrañan un peligro inmediato, ya que sus órbitas se cruzarán con la Tierra en algunos casos dentro de varios miles de años.
Sin embargo el mayor problema radica en que, según estudios estadísticos, estos asteroides conocidos representan tan sólo un 10% de los que deben existir en total. Es decir que de unos 1.000 grandes asteroides que nos están rodeando, no conocemos ni su posición, ni su trayectoria, ni su tamaño, ni -lo que es más importante- su peligro potencial para la Tierra.
Ante este evidente problema, ha surgido un interés en la búsqueda de estos objetos a los que se ha denominado NEOs (Near Earth Objects), por lo que se ha creado un programa de cartografía del espacio cercano. Dicho programa pretende identificar a todos estos cuerpos desconocidos, pero se estima que para eso se necesitarán al menos 25 años, y hasta entonces aún puede haber muchas sorpresas.
En principio los científicos afirman que si algún asteroide fuera a chocar con la Tierra podría ser detectado con cierta antelación, pero en la realidad se ha comprobado que no siempre es así. Valga como muestra el asteroide 1989FC, que tuvo un récord de acercamiento a la tierra (680.000 Km.) el 22 de marzo de 1998, y que fue detectado dos días después de su paso.
La comunidad científica reconoce la existencia de un peligro real de colisión contra la tierra. Además, el largo período que hemos tenido sin impactos aumentaría las probabilidades. Los asteroides conocidos parece que no suponen un riesgo inmediato, pero sí que hay un peligro con los objetos desconocidos. ¿Producirían daños más o menos graves o podrían incluso acabar con la vida en la tierra? Todo es posible.
Los astrónomos sólo se aventuran a hablar de probabilidades, pero a estas alturas y en base a la experiencia, ya nadie se atreve a garantizar la seguridad de nuestro planeta.
En la actualidad se está estudiando el empleo de proyectiles nucleares para desviar la trayectoria de asteroides. Pero se desconoce qué consecuencias podrían derivarse de su empleo en el espacio. Si el proyectil no se utilizara correctamente podría incluso fragmentar el objeto en vez de desviarlo, con lo cual el problema se agravaría aún más.
Conforme el estudio que vimos y conforme es confirmado por el Dr. Dave Crawford de Sandia National Lab. un objeto del tamaño de 1 Km, que tiene un peso de 1 billón (mil millones) de toneladas, viajando a 60Km/seg, producirá una explosión de 300 megatones (300mil bombas atómicas) es decir 10 veces el poder explosivo de todas las bombas que hay al día de hoy en la tierra.
Este objeto al tocar el agua evaporara cerca de 300 a 500 kilómetros cúbicos de agua, Olas enormes destruirían países y ciudades enteras, y el vapor de agua oscurecería el sol y la luna, trayendo un invierno nuclear.
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